martes, 26 de julio de 2011

Papanatas

Papanatas

Pero en este caso no se trataba solo de engañar a la pobre gente…no… No era solo sacarles el dinero a ellos, también había que engañar a los jefes… era un trabajo, la verdad, difícil. Y te pagaban bastante poco… Claro que yo… con poco me conformo. Bien lo sabe quien me conoce. La crisis no me afecta, yo no tengo ninguna posesión que perder. Lo único firme que tenía hasta hace poco eran deudas, y las he ido pagando poco a poco, poco a poco, con mi esfuerzo (risas), porque tengo el defecto de la responsabilidad, y me pasa lo de siempre: me deben algo de dinero y el tiempo va pasando y nadie me paga, incluso a sabiendas yo de que han cobrado o de que se lo gastan en otras cosas… ¿y yo? Puedo deber algo de dinero y, en vez de esperar a que me paguen los que me deben a mí, corro a pagar mis deudas (carcajadas)… Es un lamento… Pero aún conservo una deudita muy preciada… y grande… grande para un trabajador, y más, con ese quasi-sueldo en aquel trabajo, pagarme por engañar a los jefes, dos carroñeros bien diferentes, que se te echaban encima de vez en cuando, pensando que riñendo a la gente iban a conseguir más productividad.

Hasta que un día me las piré. Lo llevaba ya pensando un tiempo. Estaba harto. Estupideces a mi alrededor a millares. Ni si quiera sabían escribir… aún recuerdo cuando pusieron placas en las puertas de la oficina… “SuCdirector”… También tenía tela el tema de la higiene. Uno olía mal, tenía las manos despellejadas y podridas. Otro compañero tenía halitosis, lo normal en la oficina era tener dos centímetros de longitud en cien (como mínimo) pelos en las orejas, aliento a café y a tabaco en cada uno, por no decir de sobaco o culo… Como llamábamos mucho por teléfono, yo me lavaba siempre SIEMPRE las manos cada poco, para coger el teléfono…y las toallitas húmedas para culito de bebé, siempre para limpiar los teléfonos… ¡qué asco! Recuerdo cuando conocí al más asqueroso, antes de darme la mano, lo cual intenté evitar, se chupó el meñique y se lo metió en la nariz (sacándose un moco), y abrió su amplia sonrisa desdentadamarillenta. Un lujo…

Por supuesto no todo era malo. También había mucho levantamiento de vidrio y daba igual como ir vestido. En mi caso, chandal. Claro que como carne, ¡pero soy vegetariano! ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra? Siempre lo discuto: el paté no es parte del pato, sale del pato pero no es pato, ¡no metas la pata, papanatas! Y más…

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