lunes, 3 de octubre de 2011

PARÁLISIS PERMANENTE

PARÁLISIS PERMANENTE

Igor Méndez es un capullo. No tiene ni idea de esto, ¡yo soy el rey de esto! Sólo veo series absurdas en la televisión, y paso mi tiempo tirado en la cama, empapado en sudor, empapado en alcohol, empapado en la paranoia y empapado en la envidia insana y obsesionado, comiendo para quitarme la ansiedad asfixiante que me angustia a cada segundo. El caso, es que mi único amigo me dice que me parezco a la canción de Parálisis Permanente, por aquello de “leo libros que no entiendo más que yo, oigo cintas que he grabado con mi voz” … Me lo dice en plan de broma, en plan de “eres un egoísta, pasas de la gente” …Pero… pero cojo la letra del grupo, de Parálisis, y la desgrano en mi cerebrito poco a poco, y dice exactamente, punto por punto, coma por coma, palabra por palabra, mi vida:  “Me miro en el espejo y soy feliz” … ¡si es mi mejor pasatiempo! ¡Sólo me hago gracia yo, mirándome en el espejo, dedicándome la mejor de las sonrisas! ¡Me pongo a hacerme bromas a mi mismo! Y también dice “Encerrado en mi casa, todo me da igual, ya no necesito a nadie, no saldré jamás” Es, básicamente, el discurso que le suelto a quien me pregunte cómo es mi vida: Intento no salir nunca de casa, no hacer nada, no pensar en nada, apagar el teléfono para las … casi ninguna persona que en realidad me llamaría si lo tuviera encendido…en fin, me dice mi colega, “¡Ciudadano, tío, con lo Sexy que yes…! En fin, que sigue, la canción, idéntica a mi vida, y en la frase que más me ha sorprendido leer, a pesar de que ya conocía la canción desde hace muchos años, y, de hecho, tengo el cd original de Parálisis… y ésta es la frase que más me sorprende, por el hecho vital que supone para mí: “Y me baño en agua fría sin parar”. ¡Exacto! ¡Lo que supone para mí lo de las duchas frías! ¡Me paso el día bajo el agua! ¡Me dijo la persona que más me conoce, que es porque soy Piscis! Y el tiempo que no me paso bajo la ducha, no pienso en otra cosa. Estoy obsesionado. No soy un obseso de la limpieza ni de la higiene, me llego a duchar diez veces al día como único escape para salir de la tortura que supone vivir aguantándome a mí mismo. Es como si, bajo la presión del agua helada cubriendo cada centímetro de mi piel, la Desgracia se quitase de repente, por una fracción de segundo, y me limpiase de verdad. En cierto modo, sí hablo de higiene y de limpieza. Sí estoy obsesionado con eso. Pero no me refiero a la del cuerpo, a la de la piel, sino a la moral, a la ética. Yo quiero redimir mis pecados, ¡sufro por ello a cada instante! ¡No quiero borrar mi pasado, sólo quiero ser perdonado! ¡Que sean perdonados todos, cada uno de ellos, y se me trate como a algo normal, aquí y en el más allá! Y siguen, los Parálisis, comiéndome la olla con su mítica canción: “Me tumbo en el suelo de mi habitación, y veo mi cuerpo en descomposición” Parece un relato de mis horas en la vieja habitación, de hecho, si le añado la parte en la que dice “leo libros que no entiendo más que yo” mientras estoy tirado, en el suelo de la habitación, mirándome en el espejo, viendo mi cuerpo en descomposición, pero siendo feliz, sin tener miedo a nada. ¿Qué me puede pasar estando, solo, en mi casa? ¡Nada! Como mucho, que se me caiga el techo encima, pero nada más. ¡No pueden venir los cerdos a detenerme nunca más! ¡no pueden venir mis amigos a reprocharme cosas, a proponerme cosas que me den la más mínima esperanza, que es lo peor, la esperanza! ¡No puedo enamorarme, no puedo hacer nuevas amistades, no puedo volver a ser defraudado! ¡no puedo volver a ser traicionado! ¡Sólo puede caérseme el techo encima o volverme loco del todo con esos malditos libros! Y tenían para más, los Parálisis: “Ahora soy independiente, ya no necesito gente, ya soy autosuficiente, ¡al fin!”

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