jueves, 13 de octubre de 2011

Igor Méndez ante los graves ataques a su persona y la imposibilidad de una defensa justa.

Bien, parece que recientemente, Capitán Z. (creo que es Capitán Zurullo), Chino Bélez, y otros "articulistas" de este blog, han decidido meterse en uno de los mayores problemas de su vida.

Desde luego, todo el mundo puede comprobar que la historia la han empezado ellos. Sin ningún tipo de motivo, más allá de unas flores de agradecimiento que le regalé a la mujer de Bélez, que es crítica de teatro e hizo una buena columna en la revista Infiltrados el pasado miércoles, no le veo sentido. Bueno, sí. Uno bastante claro, sobretodo por parte del profesor Lulilolelaleniano, amigo inseparable de Capitán Z. Ambos paseaban el otro día por el parque, con sus doscientos dálmatas, (Capitán llevaba uno y  Lulilolelaleniano iba a merced de los otros ciento noventa y nueve ), cuando, de pronto, me vieron al fondo del paseo marítimo, pensando en mis cosas, o leyendo un libro, no recuerdo, y mal interpretaron que yo no les había querido saludar, cuando, en realidad, ni si quiera les había visto. Sólo había oído algún ladrido.

El caso es que Lulilolelaleniano trabaja en el mismo vertedero que yo, y creo que me tiene envidiad por mis dotes... físicas.

Hay algo que siempre le saca de quicio: la imposibilidad de perfección. Y, a mí, que no es que me saque de quicio, he podido comprobar que un dos tres ¡plas! Convertido de nuevo, despistado es el caso, ¡en el momento seguro en el que nada es seguro y sólo una mirilla invertida podría dejarme ver lo que yo mismo hago en tu habitación! ¡el invertido soy yo! ¡Soy Capitán Z.! ¡Soy Lulilo! ¡Soy Bélez! ¡Mentira!

Tan sólo soy un Ciudadano, un Ciudadano Sexy.

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